A pesar del futuro incierto de España como país, la lengua
española y su cultura brillan más allá de los Pirineos. El interés que
despierta el español fuera de nuestras fronteras crece más rápido que nuestra
prima de riesgo, y parece que hay más inversores que apuestan por el
aprendizaje de nuestra lengua madre de los que se lanzan a invertir en nuestros
mercados. Sin duda es un valor más seguro que no depende de bonos, fondos de
rescate o deudas, únicamente depende de ilusión, afán de superación y pasión por
las diferentes culturas.
El español es ya la segunda lengua del mundo por número de
hablantes nativos y el segundo idioma de comunicación internacional. Las cifras
los avalan: en 2030, el 7,5% de la población mundial será hispanohablante (un
total de 535 millones de personas), porcentaje que destaca por encima del ruso
(2,2%), del francés (1,4%) y del alemán (1,2%). Para entonces, solo el chino
superará al español como grupo de hablantes de dominio nativo.
Y ya que estamos en unos tiempos como los nuestros, en los
que todo se mide con cifras y gráficos económicos, y donde la cultura y la
educación parece que no cuadran dentro de las cuentas del estado, la enseñanza
del español parece revelarse contra esa creencia de que la cultura no genera
beneficios.
Señores, compartir el español aumenta un 290% el comercio
bilateral entre los países hispanohablantes. Las empresas editoriales españolas
tienen 162 filiales en el mundo repartidas en 28 países, más del 80% en
Iberoamérica, lo que demuestra la importancia de la lengua común a la hora de
invertir en terceros países. Norteamérica y España suman el 78% del poder de
compra de los hispanohablantes. El crecimiento de las compañías hispanas entre
1997 y 2002 fue de un 31% frente al 10% de crecimiento medio de las compañías
norteamericanas.
Saquen sus propias conclusiones en cuanto a rentabilidad se
refiere.
Fuente: elpais.com
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